Rhina M. Jiménez
Periodista Independiente
Transitar por el casco urbano de Cayey podría considerarse un deporte de alto riesgo. Cada mañana cientos de cayeyanos se ven en la obligación de entrar al casco urbano por diferentes razones.
Principalmente para llevar a sus hijos a las escuelas y colegios que ubican en la zona, para recibir servicios en el hospital municipal, llegar a la UPR Cayey o atender algún otro asunto. En sus mentes se formulan preguntas como: ¿Cuál calle estará cerrada hoy? ¿Habrá algún desvío nuevo? ¿Hay alternativas de otras rutas?
Lo que sí tenemos claro es que no importa cuál sea el tipo de problema con el tránsito, nunca hay presencia policiaca para poder agilizar el flujo de autos. Por ejemplo, la semana pasada el semáforo ubicado en donde se construye la rotonda nueva en la PR-1, estuvo varios días fuera de funcionamiento.
No parecía ser un problema con la energía eléctrica, ya que todos los negocios alrededor tenían luz. Nunca ubicaron a alguna patrulla para dirigir el tránsito, ni siquiera en las horas pico de la mañana o la tarde.
Resulta preocupante la calle Luis Barreras, la cual da acceso al hospital municipal y a un colegio que recibe estudiantes de Pk-12. Hace par de años, cambiaron el tránsito de esa calle, nadie sabe la razón o cuál ordenanza municipal aplicaron. Colocaron letreros de tránsito en ambas direcciones y prohibieron el estacionamiento a ambos lados de la calle.
Sin embargo, dicha calle es principalmente residencial/comercial y eso se presta para que las personas tengan la necesidad de estacionar frente a sus propiedades.
Mientras haya carros estacionados, no hay espacio para tránsito en ambas direcciones. Pero, eso no impide que de vez en cuando dos carros se encuentren de frente, sin espacio y ambos cumpliendo con el letrero del tránsito. Nunca ha habido presencia policiaca para hacer cumplir lo que sea que respalde la decisión del cambio del tránsito. Ni para emitir boletos por estacionar en la zona, mucho menos para ayudar en la congestión en las horas pico. En caso de que una ambulancia tenga que entrar o salir del hospital a esas horas, quedaría atrapada.
En la misma área, la calle Salvador Brau, que divide el hospital del colegio, tiene un letrero de tránsito en una sola dirección. Sin embargo, en la otra esquina de la calle, no hay ningún/ letrero que especifique la dirección del tránsito. Por lo que regularmente se ven vehículos en contra del tránsito tratando de llegar a la entrada del parking del hospital. Lo cual pone en riesgo a los estudiantes del colegio a la hora de entrada y salida. Nunca hay presencia policiaca para poder evitar a los que vienen en contra del tránsito.
Al otro lado del hospital, la calle Luis M. Morales también tiene el mismo problema que la calle Luis Barreras. Carros estacionados a ambos lados, es una calle de urbanización la cual se puede transitar en cualquier dirección, pero el espacio es limitado por los carros estacionados a ambos lados. Es en esa calle donde se encuentra la entrada principal para la sala de emergencias y las ambulancias. En caso de que tengan que entrar y salir a las horas pico, quedaría atrapada. Tampoco hay presencia policial en esa calle.
El problema de tránsito alrededor del hospital lo podemos generalizar a todo el casco urbano. La mayoría de las calles no tienen letreros que indiquen el tránsito, inclusive aquellas cuyo tránsito cambió al reabrir la plaza, como es el caso de la calle Muñoz Rivera. En Cayey no hay forma de darle la vuelta a la plaza en carro, ya sea por la dirección del tránsito o la alta frecuencia con la que cierran las calles alrededor de la plaza. La mayoría de las veces, sin aviso previo cierran constantemente las calles Muñoz Rivera y Nuñez Romeu. Y aún cuando están abiertas es difícil transitar ya que, al exagerar el tamaño de las aceras, el espacio para los carros es limitado. Sobre todo, cuando hay carros estacionados o aún cuando colocan barreras para no estacionar. Casi nunca hay presencia policiaca para dirigir el tránsito o para coordinar cuáles calles van a sustituir a las que cierran.
Se entiende que cierren ocasionalmente alguna calle cuando hay actividades de alta asistencia en la plaza. Pero muchas veces las calles están cerradas cuando ni siquiera hay actividades o gran cantidad de personas. Por ejemplo, en una vuelta al azar alrededor de la plaza este martes en la noche, había una calle cerrada y múltiples barreras para evitar estacionarse. Inclusive en los estacionamientos al lado del carrusel. Eso obliga a los asistentes de la iglesia (lo único abierto al momento de pasar), a estacionarse en medio de la vía de rodaje. Como es el caso de los carros que estacionan a la salida de la rotonda, al lado de la iglesia. Tampoco hay presencia policial para evitar que estacionen en esas áreas.
En la galería de fotos podemos observar un panorama dialéctico y disonante. Donde hay calles cerradas, estacionamientos bloqueados, carros estacionados en la vía de rodaje (porque bloquearon los estacionamientos), una plaza vacía, rotulación que no hace sentido, tapón recurrente alrededor del hospital, vehículos en contra del tránsito… todo en una sola “vueltita” por el pueblo. Ante este panorama, nos debemos formular las siguientes preguntas:
¿Cómo se puede asegurar el bien y el orden sin presencia policiaca? ¿Acaso el restablecimiento de la policía municipal podría ayudar a resolver estos problemas sencillos que afectan diariamente a los ciudadanos? ¿La policía estatal se hace de la vista larga para algunos casos y para otros no? ¿Responde la policía estatal a los intereses del pueblo o a las necesidades del municipio y su alcalde?
El casco urbano de Cayey es particular ya que es el único acceso a varias escuelas, colegios, universidad, urbanizaciones, hospital, oficinas médicas, laboratorios clínicos, iglesias, funerarias, panaderías, centros de cuido, etc. No se puede tratar como una zona turística con acceso vehicular controlado. No importa todo el esfuerzo que ha hecho el alcalde incumbente en desplazar, gentrificar o demoler en las calles alrededor de la plaza, no puede eliminarlo todo.
Los cayeyanos necesitamos vías de acceso libres en el casco urbano y eso no se puede resolver con par de rotondas.
Fotos/Rhina M. Jiménez






