Hoy, 7 de abril, la Iglesia celebra universalmente el Domingo de la Divina Misericordia, establecido por la Congregación (hoy Dicasterio) para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 23 de mayo del año 2000, a petición del Papa San Juan Pablo II. Desde ese año, el domingo siguiente al Domingo de Resurrección (II Domingo del Tiempo Pascual) está destinado a celebrar a la Divina Misericordia, cerrando así la Octava de Pascua.
El objetivo de esta gran fiesta es hacer llegar a todos los corazones el mensaje de que Dios es Misericordioso y ama a todos.
«Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores», le dijo Jesús a Santa Faustina Kowalska.
«Las almas mueren a pesar de mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de mi Misericordia. Si no adoran mi misericordia morirán para siempre», insistió Cristo a Faustina en otra ocasión. En consecuencia, cada creyente tiene la responsabilidad de abrir su corazón al Corazón luminoso de Jesús. Él espera con los brazos abiertos.
En este día los fieles pueden obtener indulgencias plenarias y la Iglesia recomienda el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia.
El Papa Francisco, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud realizada en Cracovia (Polonia) en 2016, llamó a San Juan Pablo II y a Santa Faustina Kowalska ‘Apóstoles de la Divina Misericordia’. Ambos santos fueron polacos, y aunque no se conocieron entre ellos, cada uno en su tiempo y contexto, fueron testimonios de un Dios que acoge y perdona a su creatura con amor. Ambos mostraron el rostro divino siempre abierto al perdón.

La Coronilla a la Divina Misericordia
Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro… Ave María… El Credo…
- Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.
- En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
- Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

Promesas
A quienes veneren la Imagen de la Divina Misericordia:
«Yo prometo al alma que venere esta Imagen que no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo, el Señor, la protegeré como a Mi propia Gloria” (Diario, 48)
“Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570)
“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús en Ti confío”(Diario, 327)
A las almas que Confían:
“El alma que confía en Mi misericordia es la más felíz porque yo tengo cuidado de ella” (Diario, 1273)
“Las gracias de Mi misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son Mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de Mis gracias. Me alegro que pidan mucho porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo” (Diario, 1578)
“ He abierto Mi corazón como una fuente viva de misericordia. Que todas las almas tomen vida de ella. Que se acerquen con gran confianza a este mar de misericordia. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en Mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con Mi paz divina” (Dario, 1520)
“Ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad.” (Diario, 1541)
“Quien confía en mi misericordia no perecerá porque todos sus asuntos son Míos y los enemigos se estrellarán a los pies de Mi escabel” (Diario, 723)
A quienes propaguen la Divina Misericordia:
«A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso» (Diario, 1075)
“…a todos los que proclamen esta gran misericordia Mía. Yo mismo los defenderé en la hora de la muerte como Mi gloria aunque los pecados de las almas sean negros como la noche” (Diario, 379)
“ Todas las almas que Adoren Mi misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi misericordia las protegerá en ese último combate” (Diario, 1540).
A quienes recen a la hora de la misericordia (3:00 pm):
» En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión…»(Diario, 1320)
“En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia” (Diario, 1572)
A quienes recen la Coronilla a la Divina Misericordia:
«Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta Coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable Misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi Misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo» (Diario, 811)
“Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso.” (Diario, 1541)
«Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación» (Diario, 687)
“Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz.” (Diario, 1541)
«A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi Voluntad.» (Diario, 1731)
A quienes recen la Novena a la Divina Misericordia:
“Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias” (Diario, 796)
