Nota del Editor: Reflexión que la autora escribió durante su tratamiento para combatir el cáncer del seno. Nos cuenta que su vida tenía fecha de caducidad para ese tiempo. El Cuarto de las Agujas fue el nombre que le asignó a la sala en la que le infundían tratamiento de quimioterapia.
Por Bany Sepúlveda
Para Prensa sin censura
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO…
y en las calles y en las luces de semáforo, haraposo, tan sediento de amor y hambriento de paz. Permíteme salir de mi arrogancia yoísta para tender las manos de mi oración y compartir el tibio pan que se hace blando en mi boca.
Quiero mirar mi faz en el rostro de mi hermano para contemplar tu rostro fuera del crucifijo. En la necesidad, permite que tu misericordia y tu luz se vean en mi rostro. Que mi alabanza a ti esté llena de actos con menos pentagrama. Quiero ser más alma y menos palabra. Me propongo ser mano abierta y menos rodillas, más profundidad, más espíritu en mi piel y más silencioso caudal. Padre mío… Padre Nuestro…
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE…
cuando usamos la voz en acciones hacia los demás. Cuando invocamos tu presencia en simples acciones cotidianas como es amar y respetar al que difiere de nuestro pensar y sentir. Dame la virtud de mirar a mi prójimo con la misma ternura y piedad que asignas a todos los hijos e hijas de esta Tierra. Es tan fácil amar y entregarse a los que coinciden con nuestro ideario. Haré posible lo que parece imposible, imprímeme tu santidad en la mirada y en la piel. Permíteme la ternura, el amor, la reconciliación, la iluminación y la esencia. Sea tu nombre en mí como brisa suave del campo en que las reses pastan hallando el pan sin más afán que ese que ante sus ojos se manifiesta.
VENGA A NOSOTROS TU REINO…
y has posible la senda para recibirlo con el mayor propósito. Y vengan a nosotros tus pasiones y tu ira ante lo injusto y todo lo alejado a nuestra mejor humanidad. Venga a mi espíritu el caudal de tu alma como el Maestro máximo en la humildad; que sea en nosotros la virtud humana que nos asignaste. Venga a nosotros la solidaridad con los enfermos que, como yo, caminamos hacia ti. Que sea en nuestra vida una función primaria el amparo a los ancianos a los que el cansancio de la experiencia se les instaló en el ser. Y permítenos ser luz que sostiene a las personas con diversidad funcional. Llévanos a ser servicio profundo, solidario y empático en esta Tierra que nos asignaste con todas las respuestas para vivir en conexión con ella. Declaramos paz desde el pesebre entre paja y bestias tan lejos de la vana ostentación. Instala el silencio en mis adentros y dame las respuestas desde allí. La abundancia y los dones solo son valiosos cuando se comparten desde el espíritu, esa es la mayor nobleza. Esa prosperidad que emana del saber, sólo se valida cuando sale de nuestro ser en abrazo largo y silente; con la humildad y bondad absoluta tatuada; esa que mostraste en tu peregrinar. ES URGENTE EL SERVICIO.
HÁGASE TU VOLUNTAD AQUÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO…
y que esa voluntad renazca en mí derramada en el respeto de la vida en todas sus manifestaciones. Que sea respetado el árbol y su sombra, el caracol, la flor y el colibrí. Que cada respiración sea una extensión de nuestro respeto a ti. Que no haya distinción entre el hormigón, la madera, los clavos y la persona a la que solo el Sol le asiste por techo. Que no existan hombres o mujeres libres, solo la libre humanidad. Que abracemos al niño sano como al que no lo es. Que validemos al que responde a su demencia bailando bajo la lluvia de igual modo que a aquel que participa de sus dones y los celebra. Que nos unamos en un lazo mayor sin tanta división por lo que prefiere cada ser. Que rompamos las cajas de la burda clasificación que nos separa en jóvenes, ancianos, homosexuales, lesbianas, heterosexuales, obreros del sexo, ricos, pobres y tantas otras. Que nadie se sienta superior a su propia e infinita fragilidad.
Acrecienta el fluir de mi columpio para que sople en mis cabellos la brisa de tu bien. Que no existan las fronteras y que seamos todos de todos. Aquí presento ante ti, mis más profundas miserias y mi humanidad simple con fecha de caducidad. Muéstrame el camino para ser reflejo de lo que deseas de mí. Tú sabes crear lo mejor que todo lo que pueda pedirte en mi breve paso por el curso de la historia. Sea, pues, en mí tu voluntad.
DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA…
Y que llegue a nuestra mesa con el esfuerzo del trabajo cotidiano. Danos la posibilidad de devolver los talentos que nos sembraste en los surcos del alma. Sé presente como pan perfecto del espíritu. No hay mejor trigo que la esencia de la vida. Que no nos sea suficiente la iglesia edificada entre paredes, que sea menor la rodilla hincada públicamente; transmútela en bien colectivo. Que sea posible la ausencia de fronteras entre vecinos y entre países y que esto se consagre como nuestra más viva verdad. Que sea pan de vida para todos y no exista más la muerte de inocentes en las guerras y conflictos, cualquiera que estos sean. Que la reverencia a tus lecciones sea la mano enlazada con la mano del otro; esa es mi verdadera oración. Tú conoces mi corazón vivo, travieso y pujante. Sé Tú en mí. Alimento en la moneda compartida, en el pedazo de pan, en el agua, eso quiero ser. Mirarte en las agujas que me punzan el pecho para salvar mi vida, ese pan quiero degustar en este cáliz amargo que abrazo según tu voluntad. Sé Tú en mis venas y en las de mis camaradas del Cuarto de Agujas. Apacigua el dolor que me crece a mí y a mis compañeros en este trayecto. Acalla la voz de nuestros temores e instala el descanso en tu voluntad mayor y absoluta. Que sea tu voz de pan y alimento en nuestras más agudas luchas.
Sé agua en nuestro bocado espiritual. Que en la punta de mis dedos resida tu abrazo. Sé luz en mi ventana. Y si me olvidase de tu alimento; recuérdamelo en soles y flores; en charcos y aguaceros y botas de obrero, revélate a mí. Tómame desnuda de todo, hasta de mí.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN…
Mírame en cada una de mis fallas y tatúa en mí la huella de tu redentor amor. Me doy el permiso de asumir mi frágil humanidad.
Tú me conoces por encima del nombre que me asignaron mis padres. Que me arrope tu infinita piedad mi desnuda geografía física. Y que en el calor de tu amor descansen mis faltas en ánimo de ser mejor persona para ti. Allí estamos solos Tú y yo, haciendo inventario de todo lo mejor que tu presencia puede lograr en mí. Aléjame de todo juicio y prejuicio de tan fácil monta. Que sea mi voz una manta acogedora. Que piense antes de hablar para dejar una siembra de bienaventuranzas en el oído del prójimo. Extrae la ira de mi voz, sé que he fallado cuando me sobrecoge y le doy permiso. Aléjame del pensamiento acusador y de la mirada al defecto ajeno. Cubre con tu amor incodicional mi interpretación mordaz. Dame espacio para mirarme y crecer en tu amor. Quiero construir desde tus manos. La mayor ofensa es la que se construye en nuestros adentros, purifícame. Aléjame de juzgar los conflictos ajenos y pon en mi lengua la palabra edificante y sanadora para instalar paz a mi paso por el tiempo que me reste por vivir. El dolor ajeno nos duele liviano en la piel y es pesado en la lengua.
NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN Y LÍBRANOS DEL MAL…
Líbranos del mal entendimiento de tus paradigmas. Que lleguemos a ti abiertos a tu amor y en disposición de tener la convicción de tu ternura liberadora de toda lucha. Me abro a la profundidad obtusa y de simple acceso a tu gran amor. Resuenas en mí en cada dolencia que atravieso y en tu espíritu descanso de los temores que se me meten en el lecho. No me dejes caer en la tentación del miedo y la desesperanza. Quiero vivir en armonía perfecta con un punto lejano en el horizonte. No permitas que el mal tenga origen en mi pensamiento y se derrame en mis acciones. Que mi voz y mi palabra obren para bien en cada segundo de lo que me reste por vivir. Que sea tu edificante palabra razón para emitir mi voz. Que nunca sea vana la palabra y que esté llena de ti y tu inconmesurable grandeza en lo justo. No hay competencia alguna para llegar a tu inmensa bondad a la que nos das acceso siempre y de tantos modos. Que nada sea bueno para mí, si imprime daño, ofensa o dolor a los demás. Quédate conmigo aquí, cerquita, muy dentro de mí. Acúrrucame y líbrame de todo mal hasta que entiendas que es mi hora de partir. Susúrrame una nana hasta dormirme en tu regazo que siempre está dispuesto para mí como lo hicieron mis padres alguna vez. Disipa todo temor y toda duda. Cuando llegue mi hora, llévame pulcra y llena de ti. Me consagro con tu voluntad y me fundo en tu amor. Gracias por guardarme de tantas maneras. En tus dulces manos y en tu sangre derramo mi ser agarrado en silencio a tu voluntad. Gracias por todas las lecciones que de ti descubro. Gracias por tanto siempre, gracias por tanto.
AMÉN…


Gracias por darme el inmenso privilegio de tu tiempo para leerme. Contar con tu luz y contundencia me hace crecer de muchas maneras. Es el acto de pasar revista ante tantos constructos que adoptamos por costumbre y debemos desaprender. Es tan valioso el acto de aprender cómo el de desaprender. No tenemos que estar de acuerdo en todo para enlazarnos en un fraternal abrazo que una nuestros pechos y ombligos mientras la luz se instala en los sesos. Gracias siempre
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