Lavoe: 77 años después, marca la clave de la resistencia boricua

JAIME TORRES TORRES

Periodista y Editor

PRENSA SIN CENSURA

El mundo salsero conmemora hoy el trigésimo aniversario del fallecimiento de Héctor Juan Pérez Martínez, el inolvidable e irrepetible Cantante de los Cantantes, Héctor Lavoe.

La efeméride sorprende a la Salsa en su peor momento en Puerto Rico, que ya no es la capital del género, toda vez ha perdido a muchos de sus exponentes. La tradición y la nostalgia la mantienen sobrevivientes como El Gran Combo, Sonora Ponceña y Willie Rosario, pero no se ven cantantes que puedan impartirle continuidad al aporte de Lavoe, Marvin Santiago, Frankie Ruiz, Cano Estremera, Tito Rojas y otros cantantes de pueblo y no de cartel.

El 30 aniversario de la muerte de Héctor Lavoe sorprende a sectores de la industria con una deuda moral y cultural impagable que solo se puede saldar honrando su memoria con la resolución sincera de la divulgación de su obra de manera integral.

Es la misma historia del olvido institucional que se repite con Cortijo, Maelo, Los Dos Tito (Puente y Rodríguez) Tite, Cheo y El Conde, entre muchos más. Pero, con Héctor Lavoe debiera ser diferente por su impacto social, humano y cultural, tanto a nivel local como internacional.

La radio, incluso lo que queda de La Z, apenas divulga su música. El séptimo arte, tras el sensacionalista filme de Marc y JLo, además de la inconclusa producción de Raulito Carbonel, aún no lo honra como corresponde.

Willie Colón, llamado a perpetuar su memoria, lo intenta hacer en sus presentaciones al igual que Rubén Blades.

El municipio de Ponce, su pueblo natal, lo ignoró durante la incumbencia de Mayita Meléndez. De visita en meses recientes, constatamos que, al menos, el panteón en que yacen sus restos, juntos a los de su esposa Puchi y su hijo Tito, recibe el mantenimiento adecuado.

La administración del Dr. Luis M. Irizarry Pabón lo recordará desde las 10:30am con un concierto en el Instituto de Música Juan Morel Campos y al mediodía con un acto ecuménico en el camposanto municipal.

La literatura, de otro lado, prefiere abordar su mito desde la ficción, sin el rigor y la competencia de estudios socioculturales serios.

Afortunadamente, su familia, entiéndase su hija de crianza Leslie, sus nietos, su hermana mayor Priscilla y otros hermanos, lo honran con sus oraciones y mejores recuerdos.

En Lima y el Callao, en Perú; en Cali, Colombia, en Quito, Ecuador y en Veracruz, México, articular el nombre de Héctor Lavoe es motivo de persignación y reverencia. Vaya a Perú y sea testigo de los libros, murales, tirillas cómicas, pinturas, obras y miniseries a su honor.

El culto que, inexplicablemente, su Ponce natal no rinde regularmente a la memoria de su hijo Héctor Juan Pérez Martínez, irónicamente es parte de la cotidianidad de los habitantes del Puerto del Callao en Perú.

Monumentos, esculturas, pinturas, camisetas, graffitis, tributos, programas radiales, obras, poemas, tatuajes, joyería, esculturas, figuras, literatura y hasta oraciones e intenciones diarias que se elevan a El Todopoderoso por el eterno descanso de un mito cuya música se escucha en cada esquina y cuyo apellido artístico ‘Lavoe’ ha sido escogido incluso para bautizar y nombrar a decenas de peruanos.

Uno de los reconocimientos al Jibarito de Machuelos es el libro “Salsa y Sabor en cada esquina: Mi Visión de Héctor LaVoe en el Perú” del escritor Mario Aragón Urquiza, cuyo interés por documentar el paso de El Cantante por la república sudamericana, específicamente durante casi una semana en la Feria del Hogar celebrada en 1986, se remonta a 2010.

Aún el séptimo arte, se debe reiterar, está en deuda con Héctor. La película de Marc Anthony y JLo presentó una mueca del artista flagelado por la droga, desaprovechando la oportunidad de resaltar la grandeza y trascendencia de su arte.

La de Anthony Felton, protagonizada por Raulito Carbonell, termina abruptamente por falta de presupuesto.

En Puerto Rico se queda corta la expresión de honores en la coyuntura del 30 aniversario de su muerte y de cara a la celebración de su cumpleaños 77, el próximo 30 de septiembre.

Si de algo sí estamos seguros es que Lavoe le sigue cantando a Borinquen desde la otra vida… Porque, aparte de leyenda y mito, Héctor Lavoe es la bandera del sentimiento del pueblo.

Jibarito eterno.

Voz de la pobreza.

Clave de la identidad boricua.

Sonrisa del dolor.

Sonero del desamor.

Caricatura del ‘a mí qué’.

Carcajada de la esquina.

Símbolo del aguante y la resistencia cultural.

Hoy es un día para celebrar su herencia y honrar su memoria con gozo, amor, gratitud y escuchando su música a todo volumen porque la verdad es que La Voz de Héctor Lavoe consuela a las Juana Peña, Juanito Alimaña, los ‘bacalaos’ y pirañas de la vida…

Porque Lavoe es espejo del verdadero Puerto Rico: el de una historia de explotación colonial de cinco siglos, pero dispuesto siempre a mantenerse de pie hasta el final…

Willie Colón y Héctor Lavoe. Foto/Archivo El Mundo

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