Lucecita con las botas puestas y con el Pueblo en su Voz

Rhina M. Jiménez MS

Texto y Fotos

Bajo un telón translúcido, sentada y en compañía de una orquesta excepcional, se escuchó a la Voz Nacional de Puerto Rico entonar “Distancia”.

La primera canción de su tan esperado concierto “Traigo un Pueblo en mi Voz”, el cual se llevó a cabo el pasado sábado 15 de junio en el Centro de Bellas Artes de Caguas. 

Tras subir el telón completamente y caminar para acercarse, el público se levantó para recibirla calurosamente. Al culminar la interpretación, Lucecita Benítez se dirigió al público con su característico dulce tono de voz al hablar, agradeciendo a los asistentes por haber sacado de su preciado tiempo para hacerla feliz. 

Esa felicidad estuvo latente durante todo el concierto, donde magistralmente hizo entrega de sobre 20 canciones en las cuales se mostró enérgica, apasionada y conectada con el público. Compartió anécdotas de como conoció cantautores latinoamericanos que dejaron una huella en ella. “Atahualpa parece que escribió este tema para mi sin darse cuenta”, dijo Lucecita antes de entonar la canción “El Payador Perseguido” acompañada de sus experimentados guitarristas. 

Ahí estaba en tarima, Lucecita Benítez a sus más de 80 años, cantando con la misma potencia y empuje que hace 50 años atrás.

Prosiguió con temas más enérgicos hasta llegar a dos favoritos del público: “Alfonsina y el Mar” y “Unicornio Azul”. Sentada al lado de una mesa cuyo arreglo floral le daba un aire bohemio, interpretó ambas canciones con el corazón en la mano y la pasión en su voz. Su excelente interpretación y control vocal, generó las primeras ovaciones de pie de parte del público. Luego sonaron las congas para la canción “Patria”, la cual interpretó con su voz poderosa y contó con la participación del público, algunos con la Monoestrellada en manos. Prosiguó con la canción “Dame la mano” para finalizar la primera parte del concierto y tomar un corto intermedio.

Luego del intermedio, entró de forma enérgica y tropicalísima al interpretar la canción “Le lo lay”. Procedió a relatar la historia de cómo a última hora y ya culminando los ensayos de su concierto original “Traigo un Pueblo en mi Voz” en el 1974, Alberto Carrión llegó a ella con la canción “Amanecer Borincano”. Tema que generó mucha participación y aplausos.

Ya en un tono más pasivo y al compás de los primeros acordes del piano, el público reconoció los temas “El Breve Espacio”, “Alma mía» y “Si tan solo un instante”. Lucecita interpretó todos con tanta pasión y sentimiento que el público volvió a levantarse de sus butacas para aplaudirla. 

“¿Cómo puedo cantarles como me siento? Las naciones lo que necesitan es la luz de la comprensión. Es como decirle a Dios, te voy a cantar a ti. Esto es una plegaria a Dios”, expresó Lucecita refiriéndose a la situación mundial.

Acto seguido interpretó la canción “Plegaria a un Labrador”, la cual fue muy bien acogida por el público. Continuó con una interpretación casi hipnotizante de “En el claro de la Luna”. 

Con un tono de indignación e impotencia, compartió su experiencia previa al concierto cuando se le fue la luz en su hogar. Aunque dijo “no toquemos el tema de los apagones”, expresó que “Luma se ha buscado un problema muy serio’. Lo cual provocó reacciones del público quienes gritaban la frase “Fuera Luma”.

Con el público conectado por la indignación colectiva, de pie y con el puño arriba, así comenzó la interpretación de “Traigo un Pueblo en mi Voz”. 

Bajó el telón por un instante, solo para volver a subir y escuchar las primeras notas de “Oubau Moin”. La canción perfecta para cerrar la velada y la voz perfecta para cantarla. La energía que se respiraba en la sala era esperanzadora. Ahí estaba en tarima, Lucecita Benítez a sus más de 80 años, cantando con la misma potencia y empuje que hace 50 años atrás. Con el Pueblo en su voz, en su alma y con las botas puestas para seguir luchando, sirviendo a su Patria.  

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