Como ni la directora de la Autoridad de Terrenos, Dalcia Lebrón, ni las honorables alcaldesas de Canóvanas, Lornna Soto y Loíza, Julia Nazario, conocen mucho de soberanía alimentaria, miles de cuerdas de terrenos de gran valor agrícola y ecológico son sembradas de placas fotovoltaicas, cuya energía renovable no revierte a favor de los humildes residentes de los barrios Pueblo Indio y La Central en Canóvanas. Eso sucede en el cauce y cerca del estuario del Río Grande de Loíza y se repite en Salinas, Isabela, Humacao y otros pueblos.
Jaime Torres Torres
A quien sirven esas placas?
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A los grandes intereses, menos al Pueblo
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